Eran otros tiempos.
Hace 20 años, los adolescentes esperaban a que sonara en la radio la canción que más les gustaba y jugaban a grabar compilados basados en la selección azarosa de alguna FM de moda.
Nicolás Kors –como casi todos los de su edad– se enfudaba con pretensión de DJ analógico y armaba casettes, y luego CDs, para escuchar en el auto mientras visitaba los clientes de la empresa metalúrgica familiar..